Autoridades académicas UCM, Expositoras invitadas,
representantes de organizaciones de DDHH y del Servicio de Salud del Maule, comunidad
universitaria, amigas y amigos, muy buenos días.
Estas III Jornadas Regionales de DDHH se llevan a cabo en
medio del debate político respecto de las llamadas reformas estructurales en
las que se encuentra nuestro país. Todas estas reformas son producto de las
demandas sociales que han reclamado un rol garante del estado en educación, en
salud, en trabajo, en justicia, en vivienda, en medio ambiente. Entender en
clave de derechos problemas como la pobreza, la exclusión, la desintegración
social e incluso la violencia, se ha ido constituyendo en un hegemónico cultural
de estos tiempos.
Un trabajador sin capacidad de negociar en equilibrio de
poder con su empleador, que lo remplaza al cabo quince días de huelga legal,
una estudiante que no puede seguir financiando sus estudios superiores dado el
impacto devastador en la precaria economía familiar chilena de un arancel
universitario, una persona que muere en una camilla en un pasillo de un
hospital, una muchacha que va presa por haber abortado clandestinamente un hijo
fruto de un incesto, un niño que muere apuñalado al interior de un centro
cerrado del SENAME, una comunidad que consume agua contaminada con arsénico a
causa del relave industrial o que respira el aire contaminado por una planta
faenadora de animales, un niño mapuche esposado en un tribunal, una mujer transgénero
que no logra encontrar empleo y se ve arrojada al ejercicio del comercio
sexual, un campesino aymara o cona del norte, sin agua para regar su huerta,
empleada por las grandes mineras en sus procesos productivos, la familia
expulsada de su barrio por el proceso de renovación urbana entregado al mercado
inmobiliario posterior al terremoto, un grupo de mujeres que no puede
incorporarse al trabajo de temporadas porque el sistema público de salas cuna
no llega a localidades aisladas, una pareja de mujeres lesbianas que no pueden
ejercer sus maternidades con el amparo del derecho, un menor de edad linchado
por los transeúntes, desnudado, atado a un poste y fotografiado en pleno centro
de la capital, un niño de siete años que se aburre en una escuela que no está
diseñada para contener la diversidad y entonces es agredido por la iatrogenia
psiquiátrica, psicológica y farmacológica del psicodiagnóstico infantil de
moda, una mujer adulta mayor que no
puede acceder a tratamiento paliativo en base a medicamentos que contienen
cannabis, un discapacitado que debe depender de la caridad contable de las
empresas y el espectáculo de los Mass Media para continuar con su proceso de
rehabilitación, los miles de trabajadores y trabajadoras que deben viajar dos
horas en el transporte metropolitano para llegar a sus trabajos, los profesores
y profesoras que no tienen horas suficientes para planificar sus clases, la
mujer trabajadora a honorarios del estado, sin derecho siquiera a presentar una
licencia médica o a embarazarse, el adolescente que debe modificar sus sueños
porque la escuela lo condenó a ser un obrero de baja calificación, enseñándole
nada más que obediencia, el joven que pasó meses en una cárcel de alta
seguridad acusado de terrorista y fue declarado inocente por falta de pruebas,
los miles de niños que son privados del vínculo con sus padres o sus madres en
base a un sistema judicial de familias arcaico y patriarcal, el bingo
organizado en una junta de vecinos para costear la operación de una niña de la
comunidad que no financia el sistema de salud, la masa de invisibilizados
presos que fermentan a la sombra de la violencia carcelaria en nuestro
sobrepoblado sistema penitenciario, el familiar de un detenido desaparecido que
lleva 40 años esperando verdad y justicia, el usuario de salud mental, objeto
de múltiples exclusiones, institucionales y también culturales. Todos ellos dilemas
sociales que pueden ser comprendidos desde el enfoque de Derechos Humanos,
derechos civiles y políticos, y hoy más que nunca, derechos económicos,
sociales y culturales.
Los derechos humanos son una plataforma, un mirador desde
el cual poder entender nuestro pasado, actuar sobre nuestro presente y
proyectarnos hacia nuestro futuro. Los derechos humanos nos igualan, nos
hermanan y devuelven la voz a quienes se han mantenido enmudecidos por tanto
tiempo. La psicología, como ciencia social, ha de tener un compromiso activo en
pos de la emancipación de esos textos no dichos y ha de retornar el
protagonismo al ciudadano, entendiendo el concepto de ciudadanía como
titularidad de derechos.
Hoy nos convoca el tema de la Salud Mental, entendida
como un derecho universal. El psicólogo Ignacio Martín Baró nos provoca,
susurrando:
"El saber psicológico debe ponerse al servicio de una sociedad donde
el bienestar de los menos no se asiente sobre el malestar de los más, donde la
realización de los unos no requiera la negación de los otros, donde el interés
de los pocos no exija la deshumanización"
Creemos
que es imperativo hacer de nuestra profesión un instrumento de justicia y
bienestar social, formando futuros y futuras profesionales de la psicología
conscientes de su lugar en el mundo y su responsabilidad, comprometidos con el
bien común y disponibles a escuchar con generosidad y respeto, con capacidad de
autoobservación y una mirada crítica de sí mismos y del mundo social que les
tocó habitar. Creemos que la universidad ha de ser también el lugar donde estas
ideas confluyan y reverdezcan, reconociendo que el origen de muchas de ellas
está en otros sitios, fuera de la academia, en las comunidades que resisten, en
las pequeñas prácticas cotidianas que logran reinclinar la balanza, en
experiencias, muchas veces marginalizadas, de transformación.
Sabemos
de la importancia de la memoria, esa brújula que nos permite recorrer el camino
con sentido histórico. Es por ello que nos hemos dado a la tarea de relevar a
aquellos luchadores y luchadoras, que sin mayor reconocimiento y a contramano
han dado dura batalla por la defensa de los derechos humanos en nuestra región
del Maule.
El
Programa de DDHH del Depto. de Psicología de la UCM ha premiado anualmente,
desde su creación el año 2012 al defensor o defensora regional de los DDHH. El primer
año tuvimos el honor de premiar a la Sra. Adriana Bórquez, ejemplo de coraje y
lucha consecuente por la reparación y la justicia en nuestro país. El año 2013
el premio lo recibió el querido Hno. Guido Goessenss, religioso del pueblo e
infatigable compañero de los que más han sufrido.
Este
año el Departamento de Psicología de la UCM ha decidido otorgar el premio a la
presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados
Políticos del Maule, la Sra. Myrna Troncoso Muñoz. Para quienes no la conocen
mayormente, me gustaría hacer una breve y sencilla semblanza de su persona,
probablemente incompleta y parcial.
Myrna
es una mujer talquina fruto de una familia de la casi extinta clase media
republicana chilena de provincia, hija de empleados públicos y también hija de
su tiempo y de todas las desventuras que la crónica patria puso en su bitácora
personal.
Entre
los años 1956 y 1961 vivió en Concepción, período en el cual su hermano Ramón
fue compañero de estudios de Bautista Von Showen y Miguel Enriquez, fundadores
del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR. A dicha militancia también se
sumó su hermano Ricardo, profesor de biología. Myrna miraba la política con
cierta ingenuidad y distancia, sin la militancia de sus hermanos y siguiendo
las preferencias electorales de su padre, un hombre cercano al radicalismo.
El
golpe de estado de 1973 estalla como una granada de mortero en su vida familiar
y tras haber estado escondidos, en medio del terror y la amenaza constante, sus
dos hermanos y luego la mujer embarazada y la hija del hermano mayor, se asilan
en la embajada de México. Allí y a través de las rejas de la embajada, pudo ver
a sus hermanos unas cuantas veces. Su hermano Ricardo decidió abandonar la
embajada para sumarse a la resistencia en la clandestinidad, empeñando su vida
en pos de la defensa de sus ideales y del proyecto de país en el que creyó. Su
acción de absoluto compromiso con su causa obtuvo como respuesta la ferocidad
de la violencia golpista. Ricardo Aurelio Troncoso Muñoz fue detenido por un
operativo conjunto en el que participaron agentes de la Dirección Nacional de
Inteligencia -DINA- y funcionarios de Carabineros, el día 15 de agosto de 1974,
aproximadamente a las 07:30 horas, Posteriormente, junto a otros compañeros y
compañeras detenidas fueron trasladados en una camioneta hasta el recinto
clandestino de detención y tortura de la DINA, denominado "Londres
38", para luego ser trasladado a “Cuatro Álamos” donde
se lo pudo ver, por parte de otros prisioneros, hasta el día 30 de agosto de
1974, fecha en que fue sacado de ese recinto, con destino desconocido hasta la
fecha.
Durante
años la familia, en especial la madre, hizo todo lo posible por tener noticias
del paradero de Ricardo, aún cuando en algún momento, agentes del estado les
dijeran incluso que esa persona no existía, y que debía ser producto de la
imaginación o de algún estado de locura.
Desde
finales de los 80, Myrna, telegrafista por más de 20 años de la empresa de
correos, comenzó a asistir al CINTRAS, en Talca, a encontrarse con otras
mujeres que habían vivido la experiencia de la violencia política, personas con
historias y orígenes diversos, pero con dolores y resistencias comunes. Ella
motiva a la organización y asume como representante de la Agrupación en Talca
Ya en el año 90 inicia su relación con la recordada Sola Sierra, con Viviana
Díaz y muchas tantas compañeras, comenzando, a su vez, un proceso de formación
política y transformación personal, de activismo y militancia por una causa con
sentido histórico, como es la lucha por la defensa de los DDHH y la exigencia
de verdad y de justicia respecto de los crímenes de la dictadura cívico-militar
chilena.
En
medio de la fractura y de los naufragios, en medio de una historia dramática y
desgarradora, de una familia desmembrada por el exilio y la desaparición
forzada, por la persecución y la impunidad, aparece también el sentido y la
luz. Porque en medio de este estallido es que han emergido mujeres como Myrna,
acusadas de locas por los agentes de la dictadura, pero que, parafraseando a
Galeano, han sido finalmente un
ejemplo de salud mental. Porque estas mujeres, con las fotos de sus familiares
prendidas en la solapa, se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia
obligatoria. Porque vienen a recordarnos que pase lo que pase y por dura que
aparezca la derrota, siempre habrá alguien buscándonos entre medio del silencio
y el horror, repitiendo nuestro nombre y agitando nuestras banderas,
demostrándonos que el amor vive siempre más que el odio y que la memoria
triunfa sobre la muerte. Esa certeza nos insufla vida y coraje. Esa certeza
también es motor de sueños.
Como agrupación regional han
logrado mantener el tema de los derechos humanos y la violencia política de la
dictadura sobre el tapete, una y otra vez, incomodando a todos quienes
prefieren dar vuelta la página, esconder el pasado bajo la alfombra o incluso
profitar de la causa de los Derechos Humanos. Dando esta pelea es que se ha
conseguido participar regularmente en actividades de conmemoración y denuncia, se
ha levantado un memorial en el cementerio municipal de Talca, así como
esculturas alusivas a la memoria en San Javier, la Alameda de Talca y la UTAL.
Hoy la batalla es lograr transformar a la infame Colonia Dignidad un sitio de
memoria y no en un lugar de lucrativo turismo privado, un espacio que nos
recuerde que no debemos permitir que vuelva a ocurrir lo que sucedió en esta
tierra, que el crimen no queda impune y que quienes sobrevivieron han elegido
no olvidar.
Hace un par de días,
conversando con Myrna, me decía: “Esto ya no es solo por mi hermano Ricardo, es
por todos, por todas. Es resistirse a todo lo que está mal y esta batalla es
tan grande que siento que me faltó vida para seguir luchando…”.
Querida Myrna, quienes te
conocemos sabemos cuanta vida late aún en tu pecho y confía en que todos
quienes, desde más cerca o más lejos, hemos sido testigos de tus batallas
seguiremos adelante, pasando el testimonio de una generación a otra, haciendo
que el nombre tuyo y el tu hermano Ricardo sigan vivos en la memoria de los que
anhelan un Chile más justo y solidario donde la gente viva feliz y sea, por
fin, protagonista de la historia.
Nos satisface entregar el Premio Regional a la Defensora
de los DDHH 2014 a la Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos y Ejecutados Políticos del Maule, la Sra. Myrna Troncoso Muñoz.
Hace entrega del premio en Director de Escuela de Psicología de la UCM, Sr.
Mauricio Maya Salinas.
Mag.
Harún Oda
Psicólogo
Académico
UCM
Coordinador
Programa de DDHH